domingo, 2 de agosto de 2020

EBAU HISTORIA JUNIO 2018

EBAU HISTORIA JUNIO 2018

1ª OPCIÓN

1/

Ambas fuentes son primarias, públicas y de carácter jurídico-político.

La primera es una proclama anónima que reproduce la ideología carlista, por lo que se trata de una argumentación a favor del carlismo y su finalidad es persuasiva. El destinatario es público y colectivo (los alaveses y los españoles). La situamos en Álava, a 7 de octubre de 1833, habiendo comenzado hace poco más de un mes, la Primera Guerra Carlista.

La segunda es un fragmento del Convenio de Vergara rubricado entre los generales Espartero (líder de los isabelinos) y Maroto (líder de los carlistas tras la muerte de Zumalacárregui) poniendo fin a la Primera Guerra Carlista. Situamos el documento en el cuartel de Vergara, a 31 de agosto de 1839. Se trata de una exposición y su finalidad es exhortativa.

2/Situamos las fuentes en el contexto de la muerte de Fernando VII (1833) y el inicio de la Regencia de María Cristina y el estallido y fin de la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Pertenecen al siguiente bloque temático: ‘La Construcción del Estado Liberal (1833-1874)’.

En la proclama carlista se expone en primer lugar el deseo de acabar con el Estado liberal que está abriéndose paso paulatinamente con la Regencia de María Cristina. Se dirige a los alaveses para expresar la indignación por la abolición de sus fueros y privilegios, algo fundamental para todos los carlistas. Así con las palabras patria, Dios, rey y fueros, podríamos resumir el ideario carlista (entendiendo a Carlos María Isidro como rey, claro está). Conciben a la regenta como a una canalla de cuyas garras hay que salvar a la patria.

En el Convenio de Vergara que pone fin a la Guerra Carlista es una negociación entre los generales Espartero (jefe del ejército isabelino) y Maroto (jefe del ejército carlista) que establece una serie de condiciones. En primer lugar Espartero se compromete a devolver los fueros vasco-navarros. En segundo lugar, los generales carlistas deberán o bien alinearse a las tropas isabelinas en defensa de la  Estado liberal, de la Constitución de 1837, de Isabel II y de la regenta; o bien retirarse manteniendo su sueldo.

3/ Los carlistas eran los partidarios de Carlos María Isidro y los defensores del movimiento político español de carácter tradicionalista y legitimista surgido durante la primera mitad del siglo XIX como reacción al proceso de modernización liberal. El carlismo hizo bandera de la defensa de la religión católica, la patria, la monarquía tradicional y los ‘Fueros’. En general, los carlitas se dividían en dos facciones: los partidarios a negociar y los más radicales, como el general Cabrera. Los carlistas protagonizaron tres guerras carlistas, y tras la última, en que se abolieron los fueros, hubo muchos políticos fueristas y una facción del carlismo derivó en una ideología nacionalista, surgiendo el PNV de la mano de Sabino Arana Goiri.

El término "isabelinos", agrupaba a los que apoyaron la causa de Isabel, la hija de Fernando VII y reina de España. En este bando se congregaron los partidarios de los principios liberales, que vieron en la defensa de los derechos dinásticos de la niña Isabel la posibilidad del triunfo de sus ideales.

 

4/

a) En primer lugar, la causa principal de la Primera Guerra Carlista es la derogación de la Ley Sálica por la Pragmática Sanción, que establecía el derecho de las mujeres a acceder al trono, en caso de no haber ningún hijo varón. Muchos preferían que estuviera en el trono el hermano del rey: Carlos María Isidro de Borbón. Este apoyaba todos los principios del carlismo, mientras que con María Cristina podría llevarse a cabo una revolución liberal de la cual ellos (ultraconservadores) estaban en contra.

La Primera Guerra Carlista se inició nada más morir Fernando VII. Se pueden distinguir tres fases:

Desde finales de septiembre de 1833 hubo brotes armados en Valencia, Castilla, Navarra..., con Zumalacárregui a la cabeza. Pronto formaron dos zonas de guerra abierta: las provincias vascas y el N de Cataluña, a las que se sumaron otras zonas. La muerte de Zumalacárregui en 1835 en Bilbao finalizó esta etapa.

En segunda etapa (1835-1837) la guerra se extendió por todo el territorio nacional. La marcha del conflicto fue variando entre ambos bandos. Destacaron las expediciones carlistas del general Cabrera.

De octubre de 1837 a 1839, tuvo lugar la última fase, con el triunfo de los isabelinos. Dentro del carlismo surgió una división entre los más conservadores (apostólicos) y los menos radicales, partidarios de negociar.

Triunfó esta última postura, que permitió la firma del Convenio de Vergara, entre Espartero (líder del ejército isabelino) y Maroto (jefe del ejército carlista). En él se prometía el mantenimiento de los fueros vascos, que Espartero incumplió.

El rechazo a este acuerdo por el sector apostólico y del propio don Carlos prolongó l guerra en Cataluña y Aragón hasta la derrota definitiva en Morella (1840) de las tropas del general Cabrera.

b) En cuanto a las guerras acaecidas en España en el siglo XIX destacamos las tres guerras carlistas y las relacionadas con Latinoamérica.

En cuanto a las guerras carlistas, ya hemos explicado la primera (1833-1840) que comienza con la muerte del rey Fernando VII y su promulgación de la Pragmática Sanción y finaliza con el ‘abrazo de Vergara’ entre el líder de las fuerzas isabelinas (Espartero) y el de las fuerzas carlistas (Maroto).

La segunda guerra carlista (1846-1849) se inició en Cataluña y se desarrolló también en Valencia y en Toledo. Su causa fue la oposición al posible matrimonio entre Isabel II y don Carlos Luis, hijo de Carlos María Isidro.

La tercera guerra carlista (1872-1876) se caracterizó por levantamientos en Barcelona, Valencia, Girona… Dichos levantamientos fracasaron hasta 1873, cuando don Carlos volvió a entrar en España y los carlistas ocuparon las provincias vascas, Navarra, parte de Aragón… Destaca el sitio de Bilbao, en el que ganaron las tropas liberales. La centralización establecida en 1876, tras el fin de la guerra, acabó con los fueros y abrió el camino para la transformación del fuerismo en un nacionalismo de base étnica, católica y xenófoba.

En cuanto a la independencia de las colonias americanas (1810-1824) , destacan una serie de factores que dieron lugar al movimiento independentista:

El reformismo borbónico del siglo XVIII incrementó el control económico y administrativo sobre las colonias americanas, cuyos principales puestos del gobierno a concedían a peninsulares, dejando fuera a los criollos. Y la progresiva liberalización con América benefició más a los comerciantes peninsulares que a los criollos.

Influyeron también la revolución americana (1776) y la francesa (1789), así como los intereses del Reino Unido.

De 1808 a 1815 se formaron juntas leales a Fernando VII, pero en ellas los criollos fueron desplazando a los peninsulares. En 1810 comenzaron a surgir proclamas independentistas y a extenderse.

De 1816 a 1824 la lucha estuvo más organizada. Destacan Simón Bolívar y San Martín.

El balance fue la pérdida de todos los territorios de las colonias americanas excepto Puerto Rico y Cuba.

El conflicto resurge en 1868. Se trata de la guerra larga de Cuba o la guerra de los diez años, liderada por Carlos Manuel Céspedes e iniciada con el grito de Yara. La fase más dura tuvo lugar ya en la etapa de la Restauración hasta la firma de la Paz de Zanjón en 1878. Detrás del conflicto estaba la abolición de la esclavitud, que perduraría hasta 1886.

De 1895 a 1898 tuvo lugar la contienda bélica conocida como el ‘desastre del 98’, que supuso la pérdida de Cuba y de Puerto Rico. Destacamos las siguientes etapas:

Desde la sublevación en 1895 hasta la muerte del líder de la independencia, José Martí, en mayo.

La segunda etapa (1895- enero de 1896) fue el momento de mayor avance de los sublevados, que el general Martínez Campos se vio incapaz de frenar.

En la tercera fase  (enero de 1896- diciembre de 1897) el general Weyler sustituyó a Martínez Campos. Se intensificó la interferencia de Estados Unidos en el conflicto, que quería una Cuba independiente.

En la última fase tuvo lugar la guerra hispano-estadounidense. El balance fue la firma del Tratado de París, por el que España reconocía la independencia de Cuba, y cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos, a cambio de una compensación de 20 millones de dólares.


2ª OPCIÓN

1/

La primera fuente es primaria y pública: se trata del fragmento de una entrevista concedida por Franco a la revista Candide, en la que el dictador defiende la autarquía (tema económico). La finalidad por tanto, es persuasiva y se trata de una argumentación dialogada. Situamos la entrevista a 18 de agosto de 1938. El destinatario es público y colectivo.

La segunda fuente es primaria y testimonial: es un informe en el que se realiza un diagnóstico sobre la pobreza y el hambre que afectaban a la mayor parte de la población española en los años cuarenta (tema económico). La autoría es individual (el profesor Walter Starkie, Director del Instituto Británico en Madrid). La finalidad es didáctica y se trata de una explicación, que situamos en noviembre de 1940.


2/

Los documentos pertenecen al siguiente núcleo temático: ‘La Dictadura Franquista (1939-1975)’. En concreto los situamos en el contexto de la difícil situación económica y social de la posguerra española y de la política autárquica y de racionamiento llevada a cabo por la dictadura franquista.

En el primer documento Franco ensalza la economía de España (‘riquezas agrícolas’, ‘no hemos tenido que contraer deudas con nadie’, ‘nuestra producción es lo suficientemente abundante’…) para argumentar su política económica autárquica de autosuficiencia, que según él, permitía asegurar la supervivencia de todos, haciendo que importar productos del extranjero fuera algo de poca utilidad. En este contexto autárquico, pretende que España supere al resto de potencias por su propia cuenta.

En el segundo texto, la idea principal es reflejar el sufrimiento de una población sometida al hambre, la incapacidad para cubrir las necesidades vitales básicas y la escasa efectividad de las cartillas de racionamiento.


3/

Definimos ‘autarquía’ como el conjunto de medidas económicas que tienen por objeto la autosuficiencia económica en todos los órdenes. En el contexto de la posguerra española está relacionado con las políticas económicas y sociales desarrolladas por el régimen franquista hasta la década de los cincuenta, motivadas por la guerra y el contexto internacional: primero la II Guerra Mundial y a partir de 1946 el ‘cerco internacional’ a España.

El ‘racionamiento’ es la asignación por el Estado de cantidades fijadas para adquirir productos básicos de alimentación y de primera necesidad por parte de la ciudadanía. En el caso español está relacionado con los problemas de abastecimiento de la posguerra. 


4/

a) La economía de España inmediatamente después de la Guerra Civil se caracteriza por la crisis y la autarquía. Esta se implanta por motivos ideológicos (Franco cree, como vemos en la entrevista, en la autosuficiencia del país en función de sus recursos) y además por otros aspectos como el aislamiento que sufre (únicamente se mantenía contacto con Portugal, Argentina y el Vaticano). Esta política conlleva un deterioro mayúsculo en las condiciones de vida de los ciudadanos (hambre, miseria, falta de derechos sociales…). A los años cuarenta se los conoce como los años del hambre.

Se apostó por el raciocinio de productos básicos, desembocando en las cartillas de racionamiento (duran hasta 1952). Ante la necesidad de muchos españoles de consumir más allá de su limitación surge el mercado negro o estraperlo. En este se aprovechaba la necesidad del comprador para explotar los precios de su mercancía no declarada al Estado.

Además, en cuanto a política, los años cuarenta representan la etapa del régimen franquista más cercana al fascismo, en la que la FET y de las JONS tenía muchísima relevancia en el control, junto con la Iglesia, de todos los ámbitos de la vida.


b) En la Segunda República (1931-1936)  se aplicaron diversas reformas:

Hubo una reforma eclesiástica: ley del divorcio (1932), ley de confesiones y congregaciones religiosas (en 1933, por la cual se prohibía a la Iglesia poseer centros docentes).

En respuesta al analfabetismo tan elevado, se llevó a cabo una reforma educativa: creación de escuelas (también para paliar el cierre de las religiosas), y extensión de la cultura popular (Misiones Pedagógicas).

Ante el latifundismo, el paro y la miseria del mundo agrario (sobre todo en el sur, donde abundaban los jornaleros), la ley de la reforma agraria (1932) establecía ciertos tipos de tierras como expropiables (las no aprovechadas o permanentemente arrendadas, por ejemplo) para el asentamiento de campesinos. Se pretendía un mejor reparto de las tierras, más justo.

Ante la conflictividad laboral, se aplicaron reformas para mejorar las condiciones del trabajador: leyes de contratos de trabajo, de jurados mixtos y de asociaciones obreras.

Por último, en cuanto a la cuestión territorial, se definió un ‘Estado integral’ y se concedió en 1932 el estatuto de autonomía a Cataluña.

Como cabe esperar, con en la dictadura franquista se frenaron todas las reformas. El primer franquismo supuso un retroceso general de las condiciones de vida y de trabajo. Pasamos de jurados mixtos al Sindicato Vertical, controlado por la Falange. Se prohibió la negociación colectiva y también la huelga.

La situación mejoró con el desarrollismo de los años 60, un período de crecimiento.

En 1959 el régimen franquista aprobó el Plan de Estabilización, propuesto por los tecnócratas, que consistía en dar estabilidad a la peseta, reducir la inflación, fomentar la inversión extranjera y limitar el gasto público. El fin era liberalizar el mercado.

A continuación se llevaron a cabo en los años sesenta los Planes de Desarrollo, para la modernización industrial. Hubo tres y cada uno se dedicó a potenciar la industria en ciertas zonas de España, llamadas polos de desarrollo. Se produjo una emigración que permitió acabar con el paro. Como consecuencia, algunas zonas quedaron despobladas. Desde 1963 aumentaron las prestaciones sanitarias y los sistemas de pensiones. La mejora del nivel adquisitivo de la población favoreció el desarrollo del capitalismo. La población creció en la década de los sesenta de 30,4 a 33, 8 millones de personas. Se consolidó una clase media de gran peso y comenzaron las movilizaciones de oposición a la dictadura por parte de trabajadores y estudiantes.


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