FILO EBAU JULIO 2018
OPCIÓN PRIMERA
1/ A continuación comentaremos un
fragmento del Libro VI de ‘La República’ de Platón.
El texto habla de los grados de
conocimiento (tema) y compara el método dialéctico con el matemático, el cual
proporciona un saber inferior al primero (tesis).
El problema filosófico podría
ser: ¿por qué el método dialéctico nos lleva al auténtico conocimiento y el
matemático no?
A través de una estructura
expositivo-argumentativa el autor nos conduce a la conclusión:
En este diálogo entre Sócrates y
Glaucón, comienza el primero aludiendo al ‘segundo segmento de la región
inteligible’ (línea 1), esto es, a la sección superior del mundo de las Ideas,
donde ya no hay objetos matemáticos sino Ideas. El método propio para
conocerlas es el dialéctico, que considera ‘las hipótesis no como principios,
sino como verdaderas hipótesis (…) peldaños y trampolines…’ (línea 3); es
decir: no partimos de axiomas que consideramos irrefutables desde un principio
(como en el método matemático), sino de hipótesis cuestionables, escalones que
nos llevan hasta ‘el principio de todo’ (línea 4), hasta la Idea (primer
argumento). Una vez se llega a la Idea, se pasará de una a otra mediante la
deducción, hasta conocerlas todas y valiéndose únicamente de ellas (segundo
argumento).
A continuación tiene lugar la
reflexión de Glaucón: comprende que ‘es más clara la visión del ser y de lo
inteligible que proporciona la ciencia dialéctica que la que proporcionan las
llamadas artes’, las matemáticas (líneas 9 y 10; tercer argumento). Y aunque
los matemáticos no se sirven del cuerpo sensible; sino del pensamiento, no se
remontan ‘al principio’ (línea 13), a la Idea; por lo que adquieren un grado de
saber que está a caballo ‘entre la simple creencia y el conocimiento’ (líneas
15 y 16, cuarto argumento). Con ‘creencia’ se refiere a la doxa u opinión
propia del mundo sensible; y con ‘conocimiento’ alude al verdadero conocimiento
que proporciona la razón orientada a las Ideas.
En la conclusión (líneas 17 a
20), Sócrates pide a Glaucón que relacione los cuatro segmentos –los dos en que
se divide el mundo sensible y los dos en que se divide el inteligible- con el
tipo de saber que proporcionan desde el ‘más elevado’ (línea 18) al menos
claro, al saber más oscuro (metáfora de la vista): inteligencia (noesis),
pensamiento (dianoia), creencia e imaginación. Se debe tener en cuenta que cada
segmento copia al segmento inmediatamente superior.
2/ El término ‘pensamiento’
aparece por primera vez en el texto en la línea 12: ‘se ven obligados a
contemplar los objetos por medio del pensamiento y no de los sentidos…’ Se
refiere a los matemáticos, que se sirven del pensamiento (dianoia) para conocer
los objetos matemáticos y ‘no investigan remontándose al principio, sino
partiendo de hipótesis’ que toman como axiomas; que no cuestionan como
sucedería en el método dialéctico, que es a través del cual sí que podemos
obtener un conocimiento auténtico. Por tanto, el ‘pensamiento’ (línea 15) está
‘entre la simple creencia y el conocimiento’ y pertenece al segmento inferior
del mundo inteligible (línea 18).
El pensamiento o dianoia es
propio del método matemático y ya supone emplear la razón y acceder al mundo
inteligible, ya que consiste en deducciones y pensamientos abstractos que nos
son accesibles al cuerpo sensible, ya que los objetos matemáticos no se
encuentran en el mundo sensible y engañoso; sino en el inteligible. Los objetos
matemáticos son más perfectos que las cosas del mundo sensible, pero inferiores
ontológicamente y epistemológicamente a las Ideas; de ahí que la noesis sea un
grado de conocimiento superior a la dianoia o pensamiento. Además, los
matemáticos, muchas veces copian en el mundo sensible a los objetos
matemáticos, reproduciendo imperfectas copias de ellos, por lo que trabajando
con ellas se alejan algo más de la noesis o conocimiento en sentido estricto.
Desarrollar el pensamiento para
estudiar matemáticas supone para Platón un entrenamiento necesario antes de
introducirse en el método dialéctico y conocer las Ideas.
3/ Dualismo antropológico. Teoría
de la reminiscencia.
¿Es el ser humano un compuesto de
cuerpo y alma? ¿En cuántas partes se divide el alma? ¿Y qué relación tiene esta
con la teoría de la reminiscencia? A continuación responderemos estas preguntas
exponiendo en primer lugar el dualismo antropológico para enlazar después la
propuesta política de Platón con la teoría de la reminiscencia (a través de un
elemento que actúa como nexo: la educación).
Platón tiene una concepción
dualista del ser humano como un compuesto de cuerpo y alma. La teoría platónica
del alma está cargada de influencias pitagóricas: existencia anterior desligada
del cuerpo, teoría de la reencarnación, necesidad del alma de purificarse por
medio del conocimiento… Así, considera la unión alma-cuerpo como una unión accidental
y en el diálogo ‘Fedro’ se presenta como un castigo. El cuerpo es la cárcel del
alma, que la intenta desviar, mediante apetitos y pasiones, de su objetivo más
natural que es alcanzar el verdadero conocimiento (conocer las Ideas), dado que
procede el mundo de las Ideas. El cuerpo arrastra al alma hacia lo sensible,
donde jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento. El cuerpo ‘nos llena de
amores, deseos, temores, toda clase de imágenes y tonterías…’ y es también
responsable de discordias y batallas.
Ahora bien, ¿en qué tres partes
se divide el alma según Platón? El alma se divide en: la parte racional (sede
de la inteligencia), la irascible (fuente de las pasiones y emociones) y la
apetitiva (fuente de los apetitos y deseos materiales). En el diálogo ‘Fedro’,
Platón compara el alma con un carro dirigido por un auriga, que representa a la
parte racional, tirado por un caballo blanco y dócil (parte irascible) y por
otro negro e indomable (parte apetitiva).
¿Pero por qué esta división
tripartita del alma? De esta manera muestra la existencia de diferentes
naturalezas psicológicas. La virtud propia del alma es la justicia, y si el
alma es justa y respeta la jerarquía natural según la cual las partes
irracionales (irascible y apetitiva) son guiadas por la racional; entonces se
desarrollarían las virtudes propias de cada parte del alma: la sabiduría o
prudencia en la parte racional, la valentía en la irascible y la moderación o
templanza en la apetitiva.
Y así apoyándose en su teoría
antropológica configura su idea de Estado ideal. Existirán tres clases sociales
en función de cuál sea la parte del alma predominante en el individuo: en los
productores (campesinos, comerciantes, obreros…) predomina la parte apetitiva;
en los guardianes (valientes defensores de la ciudad) predomina la parte
irascible; y el los filósofo-gobernantes (gobiernan la ciudad) predomina la
parte racional.
¿Por qué son los filósofos los
adecuados para gobernar? Son los únicos que conocen las Ideas de Bien y
Justicia, y por ello pueden gobernar bien y justamente. Han orientado su alma
hacia la contemplación de las Ideas, lo que nos lleva a hablar de la teoría de
la reminiscencia o anámnesis.
¿En qué consiste dicha teoría?
Poseemos conocimientos innatos sobre las Ideas, pero son conocimientos oscuros
y confusos que solo pueden cobrar claridad con ayuda de un mentor que nos
oriente hacia el mundo inteligible. Con un mito Platón nos dice que el alma,
que procede del mundo de las Ideas, al entrar en el mundo sensible y encarnarse
en el cuerpo, el alma olvida las Ideas. Por eso, ‘aprender es recordar’.
Así, como hemos visto, Platón
explica cómo lograr la armonía individual (justicia y armonía en el alma) y
colectiva (justicia y armonía en la polis, siendo los filósofos los
gobernantes), siempre respetando la justicia natural.
En conclusión, podemos decir que
el alma procede del mundo inteligible, y por eso tenemos nociones innatas de
las Ideas, que están confusas y borrosas, por lo que se necesita una educación
adecuada orientada al mundo inteligible (teoría de la reminiscencia). Así, el
alma, cuya unión con el cuerpo es accidental, podría no verse perjudicada por
este y desarrollar su parte racional (así tenemos a los filósofo-gobernantes,
los sabios). Por otro lado, están las partes irracionales del alma: la
irascible y la apetitiva, que tienen la valentía y la moderación como virtud. Y
así relacionando antropología y política, Platón conforma su Estado ideal
(compuesto por filósofo-gobernantes; guardianes, los valientes; y productores,
los moderados), siempre aspirando a la armonía y justicia individual y social.
Por último, podemos preguntarnos,
¿podría el innatismo del conocimiento que Platón presenta con su teoría de la
reminiscencia haber influido en el reconocimiento cartesiano de ideas innatas
generadas por la razón?
4/ Platón y Parménides
Platón aceptará de Parménides de
Elea la oposición entre el conocimiento engañoso procedente de los sentidos y
el conocimiento verdadero que ofrece la razón, entre apariencia sensible y
realidad auténtica. Así, la vía de la opinión y de la verdad en Parménides es
un antecedente de la distinción platónica entre conocimiento auténtico y
opinión. Además, las Ideas son eternas e inmutables, como el Ser de Parménides;
y ambos tienen una concepción absolutista de la Verdad.
OPCIÓN SEGUNDA
1/ A continuación comentaremos un
fragmento de ‘Crepúsculo de los ídolos’, del filósofo alemán Friedrich
Nietzsche.
El texto habla de la razón
(tema), la cual ha generado ficciones que han ido evolucionando: es la historia
de un error (tesis).
El problema filosófico aquí planteado
es: ¿cómo han evolucionado las ficciones generadas por la razón a lo largo de
la historia?
A través de una estructura
expositivo-argumentativa el autor nos conduce hasta la conclusión:
Al comienzo encontramos un título
temático: nos va a explicar cómo el ‘mundo verdadero’ platónico (línea 1)
acabará convirtiéndose en una fábula (primer argumento); pues no es más que una
ficción que la razón de una persona con una débil voluntad (Platón) de poder ha
creado. Este, con su teoría de las Ideas, expone que para conocer con auténtica
verdad hay que orientar el alma hacia el ‘mundo verdadero’ (línea 3), algo que
en realidad no existe. Platón representa el ideal de ‘sabio, el piadoso, el
virtuoso’ (línea 3). Termina su crítica de forma irónica: ‘yo, Platón, soy la
verdad’ (línea 6).
Continúa el autor criticando al
cristianismo: el mundo verdadero platónico se convierte en el cielo cristiano
para ser accesible al ‘pecador que hace penitencia’ (línea 8). Así, la Idea, es
decir, la ficción originada por la razón, ‘se hace más inaprensible (…) se hace
cristiana’ (tercer argumento). Desde su postura misógina afirma que la Idea ‘se
hace mujer’, quiere decir que el ‘mundo verdadero’ se hace tan incomprensible y
engañoso como las mujeres.
Kant sigue la estela platónica al
establecer la distinción entre fenómeno y noúmeno. El último es otra mentira,
es la evolución del ‘mundo verdadero, inalcanzable…’ (línea 11) y el error
estriba en que siendo ‘indemostrable’ se convierte en ‘una obligación, un
imperativo’ (línea 12, cuarto argumento).
En la conclusión (líneas 13 y 14),
Nietzsche menciona el viejo sol (la Idea de Bien que gobierna el mundo
verdadero platónico) que evoluciona ‘atravesando la niebla y el escepticismo;
la Idea se ha hecho sublime (…) königsberguense’. Kant era de Königsberg:
confía en la razón, es un escalón más en la ‘historia de un error’.
2/ La primera vez que aparece la
palabra ‘Idea’ en el texto en la línea 5 (‘La forma más antigua de la Idea,
relativamente inteligente, simple, convincente.’). Nos habla aquí de la Idea
platónica. Después en la línea 9 dice que la Idea ‘se hace más sutil, más
insidiosa (…) se hace cristiana’. Hace referencia así a cómo el cristianismo
toma el mundo platónico de las Ideas y lo convierte en el ‘cielo’, accesible a
la fe; por lo que el mundo de las Ideas platónico accesible a la razón se hace
ahora ‘más inaprensible’. Por último aparece la palabra en la línea 13: ‘la
Idea se ha hecho sublime, pálida, nórdica, königsberguense.’ Alude a Kant, que
siguiendo la estela platónica, ha decidido depositar su confianza en la razón.
Valiéndose del término Idea,
Nietzsche ha elaborado la crítica sobre algunos de los responsables de la
creación y manutención del mundo metafísico, que no representa nada real. La
Idea platónica, estable e inmutable, representa la mentira que la razón ha
generado porque la voluntad de poder que se posee es demasiado débil como para
ser capaz de aceptar que el mundo en el que vivimos, natural y salvaje, no es
estable, sino devenir, caos e inestabilidad, sin seguir ninguna pauta lógica o
coherente, que es lo que pretenden los que hacen metafísica; así como imponer
sobre los demás sus propias interpretaciones porque las juzgan mejores (no
aceptan que lo único real es la pluralidad de perspectivas).
3/ La muerte de Dios
¿Qué significa la muerte de Dios
en la filosofía de Nietzsche? ¿Qué viene después de esta? ¿Por qué nuestro
filósofo critica tanto el concepto Dios, así como a toda la moral cristiana? A
continuación responderemos a estas preguntas, exponiendo qué ve Nietzsche en el
concepto Dios, en la moral cristiana y qué dos posibles tipos de reacciones se
darían en la cultura ante la ‘muerte de Dios’.
La postura de Nietzsche es un
ateísmo radical. ¿Podría responder al hecho de que nació en un ambiente de
estricta moral religiosa?
Sea como fuere, se opone y niega
el concepto de Dios. ¿Por qué?
En primer lugar, porque con su
genealogía del lenguaje, nos hará ver que detrás del concepto Dios así como de
muchos otros conceptos no hay nada real, solo una débil voluntad de poder que
es incapaz de convivir con el devenir y caos del mundo sensible y de ahí la
necesidad de crear un mundo metafísico.
El primer paso, negando el mundo
sensible, lo dieron ya los pitagóricos; de quienes Platón acogerá muchas ideas
para despreciar también el mundo sensible y el cuerpo (es la cárcel del alma) y
crear, inventar, el perfecto y estable mundo de las Ideas, imperecedero; en el
cual gobierna la Idea de Bien. Podemos considerar el cristianismo como una
prolongación o evolución del platonismo, que convierte el mundo de las Ideas en
el ‘cielo eterno’ (menos accesible todavía que el mundo platónico, que era
accesible a la razón) donde en lugar de gobernar la Idea de Bien; gobierna
Dios, un ser omnipotente y todopoderoso. Y que, en definitiva, no es real, por
eso Nietzsche piensa que es antinatural 1) someterse y no ser libres y 2)
someterse a algo que además no existe.
Además, por si no fuera poco,
siguiendo la estela pitagórica y platónica de condenar lo sensible, el
cristianismo, el sacerdote, reprime los instintos (para no pecar y privarse del
privilegio de ir al cielo), siguiendo y dictando una serie de normas (tratando
de evangelizar al pueblo) que no dejan margen para la libertad y debilitan la
voluntad de poder. Pretenden imponerse sin aceptar el perspectivismo y
pluralidad de interpretaciones que componen el mundo. Y quien no siga las
normas será señalado. Quien no rece a Dios merece ir al infierno. Y por eso
Nietzsche, que apuesta por el hombre libre y creativo, arremete contra Dios y
la metafísica en general.
Por eso proclama la muerte de
Dios. Así, cuando todo se den cuenta, como él ha hecho, de lo que hay detrás de
este concepto (miedo al devenir, a lo desconocido), llegará el nihilismo (el
sin sentido llegará a la sociedad).
¿Y cómo superar el nihilismo?
Bien, en primer lugar, habrá
quienes no lo puedan superar (los débiles), se queden anclados, paralizados,
ante el sin sentido que es todo. Se estancarán y no actuarán.
En contraposición a este
nihilismo pasivo está el activo. ¿Cómo sería la transición de un tipo de
nihilismo al otro?
Nietzsche la explica en tres
etapas: en primer lugar está la etapa del camello (asume todas las reglas),
después está la del león. Esta es la etapa que representa la muerte de Dios,
porque aquí el hombre se da cuenta de que todos los valores que rigen su vida
no están sustentados en nada de la realidad, los critica y al fin decide romper
con ellos. La muerte de Dios, no es solo la muerte del cristianismo, sino que
simboliza la muerte de toda una cultura, con sus normas, convenciones sociales,
lenguaje, valores establecidos… Por último, tenemos la etapa del niño, que es
libre y que nos lleva hasta el suprahumano (übermensch). Él es libre y
creativo. Vive la vida y se recrea en la lucha, el esfuerzo, el dolor… en todo
tipo de sensaciones y experiencias vitales. Actúa desde el cuerpo, desde los
instintos, y por eso afirma la vida. El superhombre es libertad. Él es su
propia religión, él es su propio Dios.
En conclusión, la muerte de Dios
representa la muerte de toda la cultura occidental: religión, moral, valores,
lenguaje, convenciones sociales… Por lo que tras ella, nos queda el nihilismo
(la desvalorización de todo). Tenemos por una parte el nihilismo pasivo (propio
de aquellos que poseen una débil voluntad de poder). Y por otro lado, está el
nihilismo activo (superar la muerte de Dios y crear nuevos valores de forma
libre y sin imposición alguna). El tránsito del nihilismo pasivo al activo se
produce a través de tres etapas: camello (asume las normas), león (critica los
valores hasta que decide romper con ellos
-muerte de Dios-) y el niño (que nos lleva al superhombre que creará sus
propios valores y será libre).
Por último podríamos preguntarnos
lo siguiente:
¿Está nuestra sociedad preparada
para la muerte de Dios? ¿O acaso nos quedaríamos atascados en el nihilismo
pasivo?
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