FILO PREGUNTAS 4 EBAU: Platón, Descartes y Nietzsche
Heráclito, Parménides y Platón
Platón aprendió mucho de los
filósofos presocráticos.
A pesar de que acepta de
Heráclito la idea de que en el mundo físico ‘todo cambia y nada permanece’,
sostiene que precisamente por eso es imposible obtener conocimiento verdadero
de la realidad material y cambiante.
Por otro lado, simpatiza más con
Parménides de Elea; ya que acepta de él la oposición entre conocimiento
engañoso que ofrecen los sentidos y conocimiento verdadero que proporciona la
razón. Podemos considerar su vía de la Verdad y de la opinión un antecedente a
la distinción platónica entre conocimiento auténtico sobre la realidad
inteligible (episteme) y opinión sobre el mundo aparente y sensible (doxa).
Además, las Ideas platónicas son
como el Ser de Parménides: son la esencia de las cosas, y por tanto, eternas e
inmutables. Por último, ambos comparten una concepción absolutista de la
Verdad.
Relación con
hechos históricos relevantes
El periodo en que vivió Descartes
(siglo XVII) es una época de profundos cambios sociales e históricos. A
continuación señalaremos dos acontecimientos que dejaron huella en Descartes:
las guerras de la religión europeas y la condena a Galileo.
En cuanto a las guerras, la
Reforma Protestante de Lutero y la subsiguiente Contrarreforma católica,
desembocaron en conflictos bélicos entre países protestantes y católicos en
Europa. Descartes participó en la Guerra de los Treinta Años, primero en el
bando protestante y después en el católico, reflejando así la actitud de duda y
crisis propia del siglo XVII.
Por otro lado, conoció la condena
de Galileo Galilei (1633) por la Santa Inquisición, por defender el movimiento
terrestre. Por eso no publicó en ese momento su obra ‘Tratado del mundo y de la
luz’, en la que exponía su concepción mecanicista del mundo y defendía la tesis
galileana.
Schopenhauer y su
influencia en Nietzsche
Schopenhauer y Nietzsche parten
de un mismo principio: voluntad de vivir (voluntad de poder en la filosofía
nietzscheana). Es un impulso ciego que lucha por autoafirmarse.
Por un lado, Schopenhauer ve esta
voluntad de vivir como un impulso egoísta, como un cúmulo de crueldad y
codicia; por lo que la solución sería convertirnos en seres sin deseo,
renunciando a los instintos.
Esta propuesta para Nietzsche
significa negar la vida, al renunciar a aquello que es natural en el ser humano
(los instintos) y que debería potenciarse para crecer. Por eso toma la voluntad
de vivir y, en contraposición a Schopenhauer, manifiesta la necesidad de su
realización práctica, diciendo ‘sí’ a la vida.
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