Publicar fotos terribles es nuestro deber
Publicar fotos terribles no es un deber, aunque puede que muchos así lo sientan.
Es evidente que es necesario
conocer las cosas espantosas del mundo que nos envuelve; pero ello no implica
perturbarnos con imágenes delicadas sobre lo ocurrido. Puede que alguien no lo
vea como algo perturbador hoy, cuando observa una foto publicada de un cadáver
de alguien que ni siquiera vive en su continente. ¿Pero qué le parecerá a su
familia?
Cuando se dice que está bien
mostrar esas escenas, es simplemente porque la persona que lo afirma no ha
estado en la piel de parientes o personas cercanas a quien ha sufrido esa
desgracia reflejada en esa imagen a la que todos tenemos acceso. Es decir, carecen
de empatía.
También está el tema del morbo:
es lo que mueve a la gente, resulta evidente. Es posible que la intención de
muchos de los periodistas que han publicado esas fotos sea solo informar, pero
también cabe la posibilidad de que lo hayan hecho en busca de adquirir
prestigio.
Además, hoy, con el lenguaje,
mediante la prensa oral y escrita, sin ninguna imagen de por medio, sobra para
dar a conocer con detalle cualquier hecho macabro de actualidad.
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