DISERTACIÓN INFLUENCIAS FILOSÓFICAS EN PLATÓN
Nuestro mundo es un todo, un todo que cambia. El día pasa a ser noche y todo lo vivo muere. ¿Podemos extraer de este mundo sensible conocimiento verdadero? ¿Es eso posible? Independientemente de la respuesta, hablando simplemente de alcanzar la verdad: ¿Cuál sería la vía para alcanzarla? Y esa verdad, hablando de una verdad auténtica, que no da cabida a duda alguna: ¿es relativa o absoluta?
Por último, cambiando de tema,
yéndonos a lo político: ¿cómo debe de ser el perfecto gobernante? Queremos que
sea justo, pero ¿cómo asegurarnos de eso?
A continuación expondremos
primero algunos aspectos en los que Platón discernía con los sofistas, a
continuación hablaremos de las influencias filosóficas de Parménides y de los
pitagóricos, para explicar después qué idea compartía con Heráclito y cuál no.
Cerraremos después el tema abierto al principio (sobre los sofistas), dejando
para el final la influencia socrática en Platón.
Platón estaba totalmente en
desacuerdo con la política ateniense de su época, así como con la que proponían
los sofistas. El empirismo político sofista tomaba por justo lo que la mayoría
considerara como tal. Para Platón esto era como si un médico recetase a un
paciente lo que le pide, no lo que realmente necesita. Así mismo, estaba en
desacuerdo con su forma de educar, ya que consistía en formar a ciudadanos que
aspirasen a tener éxito social o en política mediante el arte de la palabra.
Muchos de ellos presumían de convencer a alguien de una cosa y luego, de lo
opuesto. ¿Cómo iban a surgir así políticos que supieran gobernar con JUSTICIA?
Pero es que además, los sofistas
pensaban que “lo mismo es ser y parecer” y que “todo conocimiento es simple
opinión”. Esto contraría a Platón, que aprehendió del filósofo presocrático
Parménides justo lo contrario:
Parménides distingue dos vías de
conocimiento: la de la Verdad y la de la opinión. La primera la protagoniza la
razón, mediante la cual podremos conocer la realidad auténtica: captar el SER
de las cosas, aquello que permanece eterno e inmutable. (Ese Ser equivale a las
Ideas de Platón). La segunda vía la protagonizan los sentidos; y al tratarse
del mundo sensible, cambiante, solo podremos extraer opiniones. La verdad no
cambia, pero lo que percibimos con nuestros sentidos, sí.
¿Alguien más menospreciando los
sentidos? Sí, los pitagóricos, cuyas ideologías aceptó Platón.
Como hemos dicho, los pitagóricos
tenían ese mismo punto de vista sobre el conocimiento sensible. Ellos pensaban
que para conocer la realidad debíamos servirnos del razonamiento matemático.
Las matemáticas eran fundamentales para ellos (y para Platón), pues
consideraban que los números constituían la esencia de todo, esencia a la que
debía acceder el alma para liberarse de la cárcel que el cuerpo era para ella.
¿Pero cómo lograr eso? La respuesta es: aprendiendo matemáticas y filosofía.
Tras sucesivas reencarnaciones y
con un buen maestro y orientador, el alma podría liberarse, recordando lo que
había aprendido en su vida anterior. Por eso Platón dice que aprender es
recordar.
Por otro lado; ¿podemos acceder a
esa esencia de la realidad fijándonos en la naturaleza, en las leyes que la
rigen? Platón nos dirá que no (pues la naturaleza pertenece al mundo sensible),
en contraposición a Heráclito, del que solo aceptará la que “todas las cosas
están en movimiento y nada está fijo”.
Otros pensadores que nos hablan
de cambios son los sofistas, de quienes ya hemos dejado claro que sus ideas
distaban mucho de las de Platón, y por ende, de las de su maestro Sócrates (de
quien más influencias recogió).
Los sofistas afirman que toda
verdad cambia al ser relativa (lo mismo ocurre con la justicia, el mal…) y que
sería imposible conocerla mediante la razón humana (escepticismo).
Sócrates nos dice que lo que son
relativas son las opiniones acerca de la verdad, pero no la verdad; que fue, es
y será siempre la misma. Platón hereda esta concepción absolutista de la verdad
y de los valores morales.
Esta verdad absoluta puede ser
buscada a través de la razón y del lenguaje. He aquí el método educativo
socrático: la dialéctica, que consta de dos fases.
En la primera (ironía), se
bombardea a preguntas al discípulo y ante sus respuestas irreflexivas,
reconocerá su ignorancia. Entonces ya está listo para conocer la verdad (fase
mayéutica), con mucho esfuerzo y reflexionando, con un buen orientador. Esa
verdad inmutable se ha de formular con una definición universal, que exprese la
esencia permanente de cualquier realidad (como la Idea de Justicia en sí frente
a una acción justa).
Hablando de justicia, podemos
explicar el intelectualismo moral de Sócrates, que Platón aplicó a la política:
Una persona justa no puede serlo
si no conoce la esencia de justicia. Por eso Platón dice que solo los filósofos
pueden ser gobernantes perfectos, ya que han alcanzado la Idea de Justicia y
pueden afirmar qué se acerca o se aleja de ella en el mundo sensible. Queda la
ética subordinada a la política.
En conclusión, quien más
influenció a Platón fue Sócrates, que estaba tan en contra como él de los
sofistas y que iba en busca de las definiciones universales y eternas para
comprender la realidad. Además, ambos creían que la verdad era única y absoluta
y confiaban en un método educativo más interactivo que el sofista (a través del
diálogo).
El desprecio del cuerpo, la
liberación del alma al aprender, las matemáticas… son el legado de los
pitagóricos para Platón; así como la vía de la razón para conocer, en lo que
Parménides también está de acuerdo.
De este último recoge la idea del
Ser (Ideas), lo inmutable, ingénito e imperecedero de la realidad, el
conocimiento verdadero.
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