martes, 25 de agosto de 2020

EJEMPLO REDACCIÓN CASTE

 REDACCIÓN. 

‘La libertad es lo que uno hace con lo que le han hecho’

 La libertad es lo que uno hace con lo que le han hecho, afirma el filósofo Jean Paul Sartre.

Tomando esto por cierto, estaríamos refiriéndonos a una libertad tan individual como nosotros mismos, diferente para cada uno, enmarcada por unas circunstancias y experiencias concretas. ‘Yo soy yo y mi circunstancia’, dice Ortega y Gasset; por lo que no podemos concebir una libertad que sea ajena a lo vivido y al entorno. La libertad es relativa, personal, única –como cada individuo humano-. En este sentido, Sartre estaba convencido de que la libertad es nuestro componente más básico: ‘el hombre es libertad’. Opina que ha de ser así necesariamente, ya que incluso en los estados más opresivos y terribles, queda margen para la libertad. Por ejemplo: una persona sumisa puede elegir entre obedecer o desobedecer y ser castigado por su agresor.

Todo esto considerando la libertad como algo real, porque –siéntense si están de pie- como decía el filósofo Spinoza, yo pienso que la libertad no existe. No es más que una palabra que hemos elevado hasta los cielos, hasta lo divino, hemos hecho de ella un Dios porque, reconozcámoslo: decir que la libertad no existe cuando suena en muchas cabezas el eco de ‘el hombre es libertad’ y cuando nos damos el capricho de creer que actuamos libremente, resulta asfixiante.

La libertad no es más que esa ceguera presente en nuestras facultades de conocer. Ante el vacío de no saber determinar con nuestra razón humana todos y cada uno de los elementos condicionantes que inciden en nosotros incluso milésimas antes de tomar una decisión, decimos haber obrado libremente. Pero incluso nuestra razón y el contexto en que vivimos nos han otorgado unos principios que nos guían, nos dirigen por el sendero de nuestras vidas. Así que no somos libres, sino marionetas de hilos visibles e invisibles.

Sin embargo, no critico a aquellos que hayan apartado la vista tras leer mi consideración. No critico a aquellos que tienen ese concepto de libertad como meta, como objetivo último de vida y que sueñan con ella todos los días. No los critico, porque, al fin y al cabo, si estoy segura de algo, es de que el ser humano es esperanza. Y si sujetarnos a una ficción, a algo irreal, nos va a ayudar a conservarla y a salir a flote: ¡adelante, construyamos más monumentos a en honor a la libertad!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario