jueves, 20 de agosto de 2020

FILO EBAU JUNIO 2018



FILO EBAU JUNIO 2018

DESCARTES

1/ A continuación comentaremos el fragmento inicial de la primera parte de la obra ‘Discurso del método’ del filósofo francés René Descartes.

En él el autor habla de la razón (tema) y defiende su innatismo (tesis), ya que esta ‘es naturalmente igual en todos los hombres’ (l.5).

El problema filosófico sería: ¿es la razón igual entre todos los hombres?

A través de una estructura expositivo-argumentativa nos conduce el autor a la conclusión:

Comienza diciendo que el ‘buen sentido’ o razón ‘es la cosa mejor repartida del mundo’ (línea 1, primer argumento). Esto es así porque todos los hombres la poseen, de manera innata, como afirmará más adelante (línea 5, segundo argumento).

Define el buen sentido como ‘la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso’. Esto es: la herramienta para no caer en el error. Pero aun así vemos que los hombres cometen errores, y que a pesar de estar todos dotados de la misma capacidad de razonar, nuestras opiniones son diversas (línea 6). Esto se debe a que ‘dirigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes y no consideramos las mismas cosas (líneas 7 y 8).

Para razonar correctamente no es suficiente solo poseer la capacidad de razonar, sino que hay que valerse de un método adecuado que permita aplicarla bien (línea 8, tercer argumento).

En la conclusión (líneas 8 a 11) nos dice que ‘las almas más grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes’, y aquellos que proceden en sus razonamientos con cautela y prudencia ‘pueden llegar mucho más lejos’ si no se desvían del camino, que aquellos que son precipitados y, por consiguiente, se alejan del camino hacia la verdad.

 

2/ El término aparece por primera vez en la línea 1: ‘el buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo’; y después en la línea 5: ‘la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente lo que llamamos buen sentido o razón, es naturalmente igual en todos los hombres…’.

Como buen racionalista, Descartes defiende el innatismo de la razón, que es común a todos los hombres por naturaleza, y se convierte en la vía fiable de conocimiento. En esto se contrapone al Empirismo que consideraba que la vía de conocimiento auténtica la proporcionaban los sentidos.

Aunque todos poseamos ‘el buen sentido o razón’, solamente podremos llegar a alcanzar la Verdad si hacemos un buen uso de él, valiéndonos de un método riguroso y adecuado que oriente nuestros pensamientos y nos salve de incurrir en el error.

Descartes se considera el padre de la filosofía moderna porque es el primero en someter a examen la propia razón, en el anhelo por hallar la Verdad sirviéndose únicamente de la razón, partiendo de su pensamiento para construir deductivamente el ‘edificio del conocimiento’.

Para Descartes, las operaciones propias de la razón son la intuición y la deducción; y las matemáticas son la ciencia más certera que está a la base del razonamiento.

3/ Concepto de sustancia en Descartes y sus tipos.

¿Qué entendemos por sustancia en la filosofía de Descartes? ¿Cómo podemos conocer las sustancias? ¿Qué papel tiene Dios como la más perfecta de ellas? A continuación detallaremos cómo en su camino hacia la Verdad, nuestro filósofo va descubriendo cada una de las tres sustancias, y explicaremos qué las caracteriza.

Descartes se propone conformar una explicación GLOBAL del mundo, un nuevo proyecto filosófico-científico que sustituya a la filosofía aristotélica. Como la base de toda visión del mundo es filosófica, metafísica, intentará que estos cimientos sean firmes y seguros.

¿Cuál es el punto de partida de su camino hacia la Verdad? Parte de la duda, pues deberá, con la única ayuda de su razón, someterlo todo a duda para ver si después queda algo incuestionable, que se convierta en las primera Verdad. Para ello pasará por los siguientes niveles de duda:

Primero cuestiona la fiabilidad de los sentidos (como Parménides, y posteriormente, Platón), ya que nos engañan en ocasiones, por lo que no se aceptan como datos indudables los procedentes de los sentidos.

El segundo nivel de duda es la confusión sueño-vigilia. Podemos creer estar despiertos, pero eso no es absolutamente evidente, pues podríamos estar soñando, ya que en los sueños se tienen experiencias idénticas a las que tenemos despiertos.

El tercer nivel de duda es la duda hiperbólica. Ni siquiera podemos estar seguros de las verdades matemáticas porque podría haber un Genio Maligno que se dedique a engañarnos sobre ellas.

Tras haber derribado así el edificio del conocimiento, queda una base tan sólida que no los escépticos pueden refutar: la primera Verdad. Y es que tras haber pensado que todo era falso, ‘se deducía necesariamente que yo que lo pensaba fuese algo’-nos dice. Así, esta Verdad clara y distinta (pienso, luego soy), constituye el criterio de certeza (claridad y distinción) y el descubrimiento de la primera sustancia (res cogitans), puesto que ha deducido ser una ‘sustancia pensante’.

A continuación Descartes repara en que todo lo que ve, oye, toca… lo percibe de forma clara y distinta. ¿Pero a eso que percibe, que piensa, le corresponde algo exterior o solo está en el pensamiento? Necesita que algo garantice la existencia del mundo exterior, para salir del solipsismo.

Para ello analiza las ideas que posee en su pensamiento:

Las ideas adventicias, como proceden de la realidad sensible, no pueden ser una prueba de su existencia; las ideas facticias, al ser invenciones de nuestra mente tampoco ayudan a salir del solipsismo.

Sin embargo, las ideas innatas, tienen un valor cognoscitivo superior, ya que están generadas por la propia facultad de razonar.

Descartes identifica la idea innata de infinito con Dios, que le permitirá salir del solipsismo. Siguiendo el principio de la causalidad aristotélica, la idea de infinito ha de tener una causa infinita, por lo que su causa es Dios, que es infinito. Así Dios es la segunda sustancia descubierta (res infinita). Con un segundo argumento Descartes afirma que la idea de perfección infinita tan solo puede haber sido causada por un Ser perfecto (Dios). Y con un tercer argumento (ontológico o de San Anselmo) defiende que Dios ha de existir, porque si no existiera, al faltarle la cualidad de la existencia, ya no sería perfecto.

Dios, que no es engañador, puesto que en todo engaño hay imperfección, es imposible que nos confunda acerca de lo que se percibe clara y distintamente. Luego la realidad material ha de existir. Así Dios se convierte en la garantía del criterio de Verdad. Esto supone rechazar la hipótesis del Genio Maligno y el descubrimiento de la tercera sustancia: la extensión (cuerpo y mundo) o res extensa.

Así Descartes ha descubierto las tres sustancias, que solo pueden conocerse por sus atributos: res cogitans (pensamiento), res infinita (infinitud, perfección y bondad) y res extensa (extensión).

¿Pero qué entendemos por sustancia? Descartes la define como ‘aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir’. Entonces, en sentido estricto, solo Dios sería sustancias, puesto que las otras dos han sido causadas por él. Sin embargo, en un sentido más laxo, entendemos que la res cogitans y la res extensa son sustancias en tanto que no necesitan la una de la otra para existir.

Por otra parte, incidiendo en la res extensa, sabe destacar que Descartes tiene una concepción mecanicista del mundo, ya que lo concibe como una máquina. Además, en relación a él distinguimos cualidades primarias (objetivas y cuantificables) y secundarias (subjetivas). Solo las primeras proporcionan conocimiento verdadero.

 

En conclusión, el concepto de sustancia en Descartes significa ‘aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir’. Las tres sustancias, por orden de descubrimiento son: res cogitans (pensamiento), res infinita (Dios) y res extensa (mundo). Solo podemos conocerlas a través de sus atributos: pensamiento; infinitud, bondad y perfección; y extensión –respectivamente-. Así, en el camino hacia la Verdad que parte de la duda, Descartes confecciona su visión global del mundo partiendo de su pensamiento (pienso, luego soy).

Por último, podríamos preguntarnos: ¿de verdad son innatas las ideas de Dios y de perfección? ¿O son acaso culturales?

 

 

 

4/ Descartes y la condena de Galileo

Descartes conoció la condena de Galileo Galilei (1633), por la Santa Inquisición, por defender el movimiento terrestre. Por eso Descartes no publicó su obra ‘Tratado del mundo y de la luz’, en la que exponía su concepción mecanicista del mundo y defendía la tesis galileana. Descartes teme enfrentarse a la Iglesia, bien por miedo a ser condenado también, o bien por mantenerse fiel a su religión.

NIETZSCHE

1/ A continuación comentaremos un fragmento de ‘Los “mejoradores” de la humanidad’, que pertenece a la obra ‘Crepúsculo de los ídolos’, del filósofo alemán Friedrich Nietzsche.

El texto habla de la moral de la doma o moral cristiana (tema) y defiende que esta debilita al ser humano hasta convertirlo en un ser enfermo (tesis).

El problema filosófico que se plantea el autor podría ser: ¿de qué manera ha debilitado la religión al ser humano?

 

A través de una estructura argumentativa el autor nos conduce hasta la conclusión:

Comienza criticando a la moral, ya que en todas las épocas ha pretendido: ”mejorar” al ser humano (línea 1). Estamos así frente al primer argumento; precisamente gracias a las comillas resalta el filósofo el matiz irónico: la moral no ha mejorado al ser humano, sino todo lo contrario.

Distingue dos tipos de moral la moral de la ‘doma’ y la de la ‘cría’ (línea 2), que son muy distintas, pero ninguna supone una mejora real para el ser humano (segundo argumento). Nos va a hablar de la primera: se trata de la religión cristiana. Como la moral no es más que un síntoma de una débil voluntad de poder, Nietzsche nos dice que el moralista típico, el ‘sacerdote’ (línea 5) ni sabe ni quiere saber nada acerca de la realidad (tercer argumento).

‘Llamar a la doma de un animal su ‘mejoramiento’ es a nuestros oídos casi una broma’ (línea 6, cuarto argumento). La religión destroza a los seres humanos, y los inmoralistas (ese plural inclusivo al que Nietzsche apela, son conscientes de ello).

Nuestro filósofo se vale de la analogía entre la doma de un animal y la moral represiva y restrictiva de la religión para expresar que así, mediante ‘el afecto depresivo del miedo, con dolor, con heridas…’ (línea 8 a 9) solo se consigue el deterioro de cualquier ser.

Por eso, en la conclusión (línea 9 a 10) incide en que el sacerdote no ha causado ninguna mejora con su moral dogmática, sino que ha generado humanos enfermizos, de igual modo que las bestias que son domesticadas y se convierten en bestias que han perdido su fortaleza, bestias enfermizas.

2/ El término ‘doma’ aparece por primera vez en la línea 3: ‘doma de la bestia ser humano’; y posteriormente en la línea 6: ‘Llamar a la doma de un animal su “mejoramiento” es a nuestros oídos casi una broma’.

La doma de una bestia, mediante miedo, dolor y represión de instintos, dando como resultado una bestia debilitada y enfermiza, sirve a Nietzsche para comparar la labor de la moral cristiana o moral de la doma con el ser humano, puesto que mediante el mismo método ha privado al ser humano de su libertad y lo ha reducido un ser enfermizo que vive reprimiendo sus instintos para no cometer pecados y ser aceptado en el cielo (que no es más que una ficción).

En contraposición, Nietzsche habla de la moral de la cría (línea 3) o la Ley de Manú, una moral hindú en la que se crían cuatro razas o castas (los sirvientes, los agricultores o comerciantes, los guerreros y los sacerdotes). En esta moral se respeta la pureza de sangre, por lo que un cruce entre ambas razas es considerado una barbarie. Así los hijos productos de tal adulterio (chandalas) serán castigados y reprimidos por la Ley de Manú.

Sin embargo, aunque Nietzsche considera más natural la moral de la cría que la de la doma, porque establece una jerarquía, que aunque es artificial, imita a la natural; considera antinatural todo tipo de moral.

3/ Crítica del mundo metafísico: la verdad como metáfora

¿Por qué Nietzsche critica la cultura occidental? ¿Por qué esta crítica le lleva hacia la metafísica de los antiguos griegos? ¿Por qué critica dicha metafísica? ¿Qué papel juega el lenguaje dentro de esta? ¿Y a la hora de hablar de la verdad? ¿Qué entiende Nietzsche por verdad? A continuación expondremos cómo con su método genealógico, Nietzsche desmonta la mentira que sustenta la cultura occidental y critica la metafísica, a la moral y al lenguaje.

 

El filósofo Karl Marx ya utilizó la crítica como arma principal para desmontar la concepción de sociedad en su época. De este mismo modo rompe Nietzsche con la razón que ha implantado la filosofía. Su crítica incluye varios aspectos:

En primer lugar, critica a la ciencia, en la que expone que la metafísica platónico-cristiana se corresponde con el conocimiento conceptual; por lo que se conoce acerca de conceptos, no acerca de la realidad, que cambia y es inexacta, mientas que los conceptos permanecen inmutables, eternos.

En segundo lugar, continúa con la crítica moral, que califica de antinatural por in contra los instintos vitales, al negar nuestra voluntad y debilitarnos.

En tercer lugar, critica a la metafísica. Nietzsche emplea la genealogía como análisis, para analizar la historia de la filosofía y descubrir en qué momento se cometió el error. De este modo la genealogía cuestiona el origen de las ideas, de los valores o de las identidades sociales. En este sentido, cabe destacar su obra ‘Genealogía de la Moral’, cuyo tema es el origen de la moral y los conceptos morales que hemos heredado de la tradición cristiana, que son el resultado de un fraude en la Gracia de Sócrates (s.V a.C). Con anterioridad a este, la sociedad griega concebía como ‘bueno’ todo lo que potenciara el ímpetu vital del cuerpo; lo que lo hacían eran los ‘nobles’ o ‘señores’ (los más fuertes).

En contraposición, el que física y biológicamente era incapaz de imponerse y necesitaba recurrir a argumentos y a la retórica, era débil, esclavo, siervo, decadente. Pero los débiles, al sentirse amenazados por los fuertes e imponiéndose a ellos cambiaron el significado de lo que era ‘bueno’ o ‘malo’ (transvaloración). Bueno era el que hacía uso de la dialéctica (el débil, el que reprime sus instintos) y exalta valores como la igualdad, la solidaridad, la fraternidad… Malo era el que seguía el ímpetu natural de su cuerpo y no reprimía sus deseos vitales. Sobre este engaño de Sócrates se configuró la moral hoy vigente: moral de esclavos.

Además, Nietzsche se opone al dualismo ontológico, que nace con Platón y su mundo de las Ideas, en contraposición al cambiante mundo sensible e imperfecto. Ese mundo inteligible, según Platón, era accesible a la razón, y de él se podía extraer conocimiento auténtico, porque las Ideas son perfectas, eternas e inmutables, no como las cosas que las imitan y conforman el mundo sensible, del cual no podemos obtener más que simple opinión. Platón condena a los sentidos y a los instintos: a los primeros por engañosos, y a los segundos, por apartar al alma del camino del conocimiento.

Ante este dualismo ontológico y epistemológico que hemos visto, Nietzsche critica, en primer lugar, el miedo al caos y devenir de la realidad que nos ofrecen los sentidos. Una realidad que la razón infravalora para construir un trasmundo de conceptos y categorías muy lejos de la auténtica realidad. Esto solo demuestra la inadecuación del individuo para vivir y aceptar el mundo real (débil voluntad de poder). Los débiles no saben aprovechar sus instintos y optan por intentar erradicarlos (lo más antinatural que se puede hacer) por miedo a no poder controlarlos.

Por otra parte, una de las tareas prioritarias de Nietzsche es la construcción de un nuevo lenguaje, buscando elementos útiles para forzar el nuevo sentido de las palabras en la metáfora, en el aforismo y en la ironía. Frente al lenguaje de la razón, propone un lenguaje imaginativo, basado en la metáfora. Este es el lenguaje del arte, de la belleza, de la vida. Es una expresión de la libertad de voluntad; mientras que el lenguaje conceptual responde a una lógica dogmática.

Cabe destacar que en “Sobre Verdad y Mentira en Sentido Extramoral”, Nietzsche expone que no existe una verdad universal, pero sí que existen conceptos similares o semejantes entre diversas culturas. El mundo es una multiplicidad de perspectivas, todas ellas igual de válidas, por lo que no tiene sentido que la moral, religión, etc., trate de imponer sus propias normas, como si su verdad fuera unívoca.

Además, el lenguaje da lugar a una visión errónea de la realidad. Si nuestra gramática fuese distinta también sería distinta nuestra forma de entender el mundo.

 

En conclusión, la labor filosófica de Nietzsche es romper ‘filosofando a martillazos’ toda la historia de la filosofía que ha enfermado a Occidente, partiendo de la exaltación de la razón con Sócrates en Grecia. Todo ello lo critica a través del método genealógico, para explicar con un lenguaje metafórico (nunca siguiendo pautas racionales), que detrás de la cultura occidental solo hay miedo al devenir por parte de aquellos que tienen una débil voluntad de poder (Sócrates, Platón, Kant…) y que no saben vivir en el nuestro mundo caótico y cambiante. Nietzsche nos dice que la verdad no existe y apuesta por el perspectivismo, criticando a toda moral dogmática y a los que hacen metafísica por querer imponer sus valores y creencias como si fueran las únicas interpretaciones válidas. Y además, lo hacen reprimiendo al ser humano, debilitándolo, haciendo su vida gire en torno a normas y conceptos (crítica al lenguaje) que privan de libertad.

Por último, podemos preguntarnos: ¿no nos han demostrado muchos científicos y matemáticos que el mundo, en ocasiones, sí que sigue unas pautas lógicas y explicables? 

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