jueves, 20 de agosto de 2020

FILO EBAU JUNIO 2017 PLATÓN

 

FILO EBAU JUNIO 2017 PLATÓN

1/ A continuación comentaremos un fragmento del capítulo V del Libro VII de ‘La República’ de Platón.

El texto habla de política (tema) y defiende que no debería ser concebida como medio para obtener riquezas materiales (tesis).

El problema filosófico podría ser: ¿en qué son ricos los filósofo-gobernantes?

A través de una estructura expositivo-argumentativa estructurada en forma de diálogo, el autor nos conduce hasta la conclusión:

Comienza Sócrates hablando de la elevada vida que posee el gobernante, que es rico de verdad, pero no en oro (línea 3, primer argumento), sino en lo que realmente se necesita para ser feliz: ‘una vida buena y juiciosa’ (línea 4, segundo argumento). Así, conocimiento= virtud= felicidad.

En contraposición, los ‘mendigos y hambrientos’ (línea 4), son los que no son sabios, y se dejan llevar por los apetitos, buscando en política ‘bienes personales’ (línea 5, tercer argumento) para satisfacer sus deseos. Pero ese no es el fin de la política: ‘allí no ocurrirá así’ (línea 6, cuarto argumento).

Nos dice que si los gobernantes se dejan llevar por los apetitos del cuerpo, por ‘esa guerra doméstica e intestina’ (línea 7), no solo acabarán perdidos ellos, sino toda la polis (quinto argumento).

En la conclusión (línea 9 a 11), Sócrates pregunta que si conoce a algún otro que no tenga ambición política ni se meta en ella llevado por sus apetitos que el ‘verdadero filósofo’, a lo que Glaucón responde que no. Esto es porque el filósofo-gobernante se guía por su sabiduría, por la parte racional de su alma, sin sucumbir a los apetitos. Es el único apto para gobernar porque conoce la Idea de Bien.

2/ El término ‘política’ aparece en la línea 5: ‘van a la política creyendo que es de ahí de donde hay que sacar las riquezas, allí no ocurrirá así’.

Para Platón la política es el arte de dirigir y organizar sabiamente el Estado con el fin de alcanzar la justicia y el bien de la comunidad. Este arte se identifica en realidad con la filosofía, pues solo aquel que haya comprendido las esencias eternas del Bien y de la Justicia, será capaz de conocer el qué consiste bien y la justicia del Estado, y de gobernar de acuerdo con esos principios.

3/ Teoría de la educación

¿Qué es realmente educar? ¿Para qué educar? ¿Qué relación tiene la educación con la política en la filosofía de Platón? ¿Hasta qué punto la teoría de la educación de Platón se ve influenciada por su mentor Sócrates y es, a su vez, la contraposición a la concepción de la educación de los sofistas? A continuación abordaremos la teoría platónica de la educación partiendo del mito de la caverna, hasta llegar a su propuesta política.

 

Platón solía recurrir a mitos para explicar mejor su pensamiento. Así encontramos el mito de la caverna, con el que nos explica en qué consiste la educación. Comienza con una caverna oscura, en la que los prisioneros, encadenados, no pueden mirar más que una pared en la que se proyectan las sombras de las cosas. La caverna simboliza el mundo sensible y el exterior es el inteligible. Entonces, se libera, a la fuerza, a un prisionero que sale de la caverna y queda deslumbrado por la luz del exterior, del mundo de las Ideas. Acostumbrado a contemplar solo sombras, necesita tiempo para adaptarse y que la luz no lo ciegue, para poder observar después nítidamente los objetos de los que antes solo podía conocer sus imperfectas y confusas sombras (estos son las Ideas, objetos del auténtico conocimiento). Así, a través de la razón, con un gran esfuerzo y la orientación de un buen maestro, el prisionero liberado va subiendo poco a poco una escarpada cuesta que simboliza el costoso proceso educativo. Este ascenso dialéctico concluye cuando se llega a la Idea de Bien, que es la más perfecta de toda las Ideas y las hace cognoscibles. La Idea de Bien es comparada con el sol porque alumbra al resto de Ideas, las hace visibles. O en otras palabras, posibilita su conocimiento.

¿Qué sería lícito que hiciera el prisionero liberado una vez ha aprehendido las Ideas de Justicia y Bien? Lo correcto sería que volviera a la caverna (descenso dialéctico), al mundo de las sombras, para liberar y ayudar a los demás prisioneros, para compartir su sabiduría con el resto.

¿Cómo reaccionarán los prisioneros? Pues se reirán de él, como ignorantes que son, y conformes que están con su ignorancia. Jamás han conocido nada más que las sombras de la caverna y se hallan cómodos así, pues están acostumbrados.

Como hemos visto, para Platón el fin de la educación es conducir a la Verdad (la correcta visión del mundo de las Ideas), al auténtico conocimiento o episteme. En contraposición, los sofistas de su época, ven la educación como un medio para adquirir elocuencia y alcanzar el éxito social, en un proceso en el que el protagonista es el maestro y en el que más que educar, hablamos de instruir (mera absorción de conocimientos por parte del alumnado). Platón, y también su mentor, Sócrates, veían la educación como un proceso activo en el que el protagonismo recae sobre el alumno y en el que este ha de razonar y esforzarse, con el fin de conocer la Verdad (sirviéndose de definiciones universales), que es absoluta y universal para ambos.

A propósito de la educación, Platón elabora su propuesta política. Propone un gobierno de filósofos. ¿Por qué? Bien, pues el filósofo, el sabio, el bien educado que debe asumir un compromiso con la sociedad, como gobernante; es el único que podrá gobernar justamente su vida y la sociedad, puesto que ha aprehendido las Ideas de Bien y Justicia. Así es como aplica Platón el intelectualismo moral a su teoría política (solo puede obrar bien aquel que conoce el Bien).

El filósofo gobernante ha recibido una educación basada en la dialéctica para conocer las Ideas; teniendo como preámbulo las matemáticas, para desarrollar el pensamiento abstracto o dianoia. Posee además, la mejor naturaleza, puesto que en él predomina la parte racional del alma, por lo que su virtud es la sabiduría.

¿Qué otras clases sociales encontramos en el Estado ideal de Platón? Encontramos guardianes (en ellos predomina la parte irascible del alma y su virtud es la valentía) y productores (comerciantes, campesinos, asalariados... en los que predomina la parte apetitiva del alma y cuya virtud es la moderación).

Siguiendo el equilibrio que existe en un alma armoniosa y justa (la parte racional dirige a las otras dos), es lógico que Platón plantee el mismo equilibrio en las polis: el más sabio, la voz de la razón, es la que ha de gobernar y dirigir al resto.

 

En conclusión, Platón nos explica qué es para él la educación mediante el mito de la caverna: es un proceso costoso con el fin de alcanzar la Verdad, contando con un orientador que dirija al alma al mundo de las Ideas y realizar así el ascenso dialéctico. Y entonces, una vez aprehendidas las Ideas de Justicia, Belleza y Bien, se ha de regresar al mundo sensible (descenso dialéctico, en el mito, el retorno a la caverna) para tratar de imprimir su armonía en el mundo sensible: en la sociedad, gobernándola, y en la propia vida. Esa es la tarea del filósofo-gobernante. Así, la educación en Platón (contrapuesta a la concepción de la educación de los sofistas), está subordinada a la política y a su concepción del Estado Ideal. Para diseñar su teoría del filósofo- gobernante aplicó el intelectualismo moral socrático (obra bien solo aquel que conoce el Bien, el conocimiento es virtud).

Por último, podemos preguntarnos: ¿no sería mejor nuestra sociedad si tratáramos, como Platón, de aplicar el intelectualismo moral socrático en política? ¿Hay acaso una falta de educación moral para gobernar el Estado?

 

4/ Parménides y Platón

Platón aceptará de Parménides de Elea la oposición entre conocimiento engañoso que proporcionan los sentidos y conocimiento verdadero procedente de la razón; entre apariencia sensible y realidad auténtica. Así, la vía de la verdad y de la opinión en Parménides, son un antecedente de la distinción platónica entre conocimiento verdadero y opinión. Además, las Ideas son eternas e inmutables, como el Ser de Parménides; y ambos tienen una concepción absolutista de la Verdad. 

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