EJEMPLO EBAU 2020 GEOGRAFÍA
2/ De los tres ríos marcados, dos de ellos son muy caudalosos: el Ebro y el Nalón. El caudal del Ebro se debe principalmente a sus numerosos afluentes de su margen izquierda, que nacen en los Pirineos. El caudal del Nalón se explica por la regularidad y abundancia de las precipitaciones del clima oceánico en el que se ubica. Sin embargo, el Segura, cumple la característica de los ríos de la vertiente mediterránea –excepto el Ebro- de tener un caudal escaso, dada la irregularidad de la distribución de las precipitaciones del clima mediterráneo. Concretamente, el río Segura se halla en una zona árida, con propensas sequías en verano, por eso su caudal es tan escaso y necesita trasvases de otras cuencas hidrográficas excedentarias.
Por otra parte, el río más
erosivo, sería el Nalón, ya que es muy corto y salva un gran desnivel desde su
nacimiento en la cordillera Cantábrica hasta su desembocadura en el Mar
Cantábrico; y cuenta además con un abundante caudal. Sin embargo, la abundante
vegetación protege al suelo de la erosión. Esta vegetación no es abundante en
el SE, por lo que el suelo no está protegido. Así el río Segura erosiona
violentamente las laderas deforestadas, ya que es corto –nace en la cordillera
Subbética, próxima al mar-. Por último, el río menos erosivo es el Ebro, ya que
es más largo y no salva un gran desnivel desde su nacimiento (cordillera
cantábrica) hasta su desembocadura (Mar Mediterráneo); también hay más
vegetación en el N porque hay más precipitación. La cubierta vegetal mitiga la
fuerza erosiva, protege el suelo.
3/ El factor natural fundamental
que explica la diferencia de los caudales de los ríos españoles es el clima,
puesto que las precipitaciones (en forma de lluvia o nieve) determinan
directamente el caudal y sus variaciones a lo largo del año. Las temperaturas
inciden en la mayor o menor evaporación del agua.
Así, en los ríos de la vertiente
cantábrica y atlántico-gallega, el clima oceánico provee a los ríos (Miño, Eo,
Narcea…) de un caudal abundante; y las temperaturas no son muy altas, por lo
que no hay una gran evaporación. Por otro lado, los demás ríos de la vertiente
atlántica y mediterránea, sujetos a la precipitación irregular del clima
mediterráneo, si tienen un caudal abundante (Duero, Tajo, Guadiana…) es por sus
numerosos afluentes. El único río que cumple esta característica de la
vertiente mediterránea es el Ebro. El resto, cortos y con pocos afluentes,
sufren las consecuencias de la escasez de precipitaciones y largos períodos de
estiaje en verano (sobre todo en el SE peninsular, una zona muy árida), como
por ejemplo los ríos Turia, Mijares, Segura…
Por otro lado, la acción humana
realiza obras, como los embalses, para el suministro eléctrico, el
abastecimiento de agua y la regularización del caudal, modificando así los
regímenes naturales de los ríos. En la vertiente cantábrica se han construido
pantanos destinados a la producción hidroeléctrica. En los ríos de la vertiente
mediterránea ha sido necesario construir embalses, sobre todo por la alta
demanda de agua para usos agrícolas e industriales.
4/ Los principales riesgos
naturales relacionados con los ríos que afectan a España son riesgos
climáticos: las inundaciones y las sequías.
Las inundaciones son ocupaciones
por el agua de zonas que habitualmente no lo están. Se producen por intensas
precipitaciones caídas en poco tiempo o por la rápida fusión de la nieve.
Afectan principalmente a los ríos de las vertientes mediterránea y cantábrica,
donde se ven potenciadas por la proximidad de las montañas a la costa, que favorece
la precipitación orográfica, y por la existencia de cuencas fluviales reducidas
y de fuerte pendiente.
Las sequías son déficits
pluviométricos temporales y prolongados respecto a las precipitaciones medias
de un territorio. En España se deben a la presencia prolongada de anticiclones,
sobre todo en las cuencas del S y SE peninsular. Para afrontarlas se han creado
el Observatorio Nacional de la Sequía (ONS) y Planes Especiales de Actuación en
Situación de Alerta y Eventual Sequía (PES).
5/ El número de viajeros alojados
en establecimientos hoteleros ha crecido progresivamente desde 2002 hasta 2018.
Encontramos dos pendientes pronunciadas, un periodo en el que el número total
de viajeros se mantiene constante y otra etapa de ligero aumento.
La primera etapa 2002-06 es la
primera pendiente pronunciada: pasamos de 60 a 80 millones de viajeros
establecidos en hoteles aproximadamente. La segunda (2006-10) representa un
total de viajeros que se mantiene constante (en torno a 80 millones): la
disminución de viajeros españoles se ve compensada con el incremento de los
extranjeros. En el periodo 2010-14 el total de viajeros alojados en hoteles sube
a causa de los viajeros extranjeros, cuyo aumento supera al descenso que se
continúa produciendo en los viajeros españoles. Por último, vemos en el periodo
2014-18 otra gran crecida: pasamos de 80 a 105 millones de viajeros alojados en
hoteles. El número de viajeros extranjeros aumente hasta superar a los
españoles.
6/ Podemos encontrar
desequilibrios en la distribución del turismo en España. En primer lugar, las
áreas con más pernoctaciones en hoteles –superan los 10 millones-, las más
turísticas, son Madrid, Cataluña –excepto Lleida-, Málaga, Alicante y los
archipiélagos. Después encontramos espacios con una densidad turística
media-alta: costa mediterránea y suratlántica, Asturias y el O gallego. Las
zonas con una densidad turística baja o muy baja son el resto de territorios
del N peninsular y del interior, destacando que las provincias que son
capitales autonómicas presentan mayor densidad –o igual en el caso de
Extremadura- que el resto de las provincias de la comunidad autónoma, como
ocurre con Valladolid, Badajoz, Toledo o Zaragoza –equiparada a Huesca-.
Destaca Jaén en Andalucía por ser la provincia con menos millones de
pernoctaciones.
Las áreas más turísticas obedecen
a varios factores: las islas y la costa mediterránea son áreas turísticas de
sol y playa. Reciben una importante afluencia turística por sus favorables
condiciones climáticas y sus playas. Madrid, capital administrativa y
financiera, por otra parte, alberga una importante oferta hotelera, destinada
al turismo cultural y de negocios en torno a ferias, exposiciones, congresos…
Hay ciertos tramos del litoral y
prelitoral mediterráneo y suratlántico que tienen una densidad media-alta por
su incorporación al turismo de sol y playa como resultado de la
reestructuración turística.
El litoral gallego y cantábrico
ofrece áreas costeras e interiores no masificadas y destacados paisajes.
Por último situamos puntos especialmente
turísticos por su patrimonio histórico (Granada, Córdoba, Sevilla, Toledo).
7/ En primer lugar, el turismo
crea empleo, en gran parte estacional. En España genera en torno al 12% de la
ocupación; muchos servicios no pueden mecanizarse y necesitan mano de obra
abundante y poco cualificada.
El turismo proporciona riqueza:
aporta un 11% al PIB; y frena en endeudamiento externo. Sin embargo, a veces
ocasiona una subida excesiva de los precios que repercute negativamente en la
población residente.
Por otra parte, influye en otras
actividades económicas. En muchos casos impulsa otras actividades (agricultura,
industria, construcción…) o revitaliza otras actividades tradicionales. En
otros casos la excesiva especialización en el turismo puede suponer el abandono
del resto de actividades o conflictos por recursos naturales como el suelo.
Por último, el turismo mejora la
dotación de servicios, equipamientos e infraestructuras, como los transportes.
Ha sido determinante en la creación de la autopista del Mediterráneo; ha
contribuido a modernizar aeropuertos; ha aumentado la capacidad portuaria para
embarcaciones recreativas… No obstante, el turismo masivo puede saturar el uso
de servicios e infraestructuras en ciertas épocas; mientras que en otras temporadas
están infrautilizadas.
8/ El turismo fomenta el contacto
entre diferentes sociedades y culturas. Esto es positivo cuando potencia la
visibilidad internacional de España´, el entendimiento político y la
modernización social. Es negativo cuando supone la pérdida de costumbres y las
señas de identidad propias.
Por otra parte, sus repercusiones
medioambientales son las siguientes:
En el litoral estas provienen del
fuerte desarrollo turístico en poco tiempo, en un espacio reducido y en un
momento en el que apenas había preocupación medioambiental. Las consecuencias
fueron la urbanización incontrolada en espacios naturales de gran valor,
destrucción de bosques y ecosistemas; contaminación atmosférica, de las aguas y
de las playas; exceso de ruido y residuos…
En áreas rurales y de montaña y
en cascos antiguos de ciudades históricas las repercusiones son menores. Sin
embargo, encontramos efectos negativos como: alteración de paisajes agrarios,
deforestación, aumento de la erosión en las zonas de montaña donde se construyen
estaciones de esquí, deterioro del patrimonio histórico y cultural…
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